Cuando suelo viajar me gusta infórmame de los lugares que puedo visitar. Me gusta saber dónde podemos comer, si hay algún balneario cerca, paisajes de interés y sobre todo, si el lugar en sí, tiene alguna leyenda.
Pues bien en el puente de diciembre, nos fuimos a Cuenca y nos gustó mucho todo lo que vimos y su gastronomía. Antes de irnos miré en internet sobre leyendas o cuentos y encontré una que me pareció muy original.
Trata de un joven en tiempos pasados con muy buena posición económica y social. El Lozano y apuesto muchacho con edad casamentera, cada noche regentaba a una muchacha diferente y una vez robada la honra de está, desaparecía sin hacerse cargo de la misma. Una noche sus ojos se clavaron en una preciosa muchacha, la joven no pasaba desapercibida para nadie y tanto mujeres como hombres envidiaban y adoraban la sutil belleza de la doncella.
El muchacho al verla quedó rendido a sus pies y loco por ella no desistía en cortejarla sin adquirir el fin que se había propuesto. La joven como sabía de sus andanzas siempre lo rechazaba.
La noche víspera de la fiesta de todos los Santos, la joven le dijo al muchacho esta noche seré tuya, “Te espero en la puerta de las Angustias. Seré tuya en la Noche de los Difuntos”.
El muchacho se vistió con sus mejores galas y utilizó el mejor perfume que tenía. Cuando estaba listo para salir se desato una enorme tormenta y los rayos que de ella salían alumbraban el lugar entero.
Pronto el muchacho llego al lugar donde habían quedado y allí estaba ella tan preciosa y radiante como de costumbre.
Los enamorados se unieron en unos apasionados besos, la cosa se fue haciendo más y más viva y los enamorados desatados por el deseo no pararon de tocarse y deshacerse en arrumacos. El empezó a subirle la falda del vestido y ella ensimismada en la locura le ayudo con los ropajes. Cuando de pronto lo impensado sobrevino, ella dejó de ser una hermosa doncella para convertirse en la bestia, en el mismo anticristo.
El muchacho sobrecogido por lo ocurrido corrió desesperado buscando la forma de huir. La sublime doncella convertida en el diablo se reía a carcajadas. El joven expuesto por el miedo llego hasta una cruz presa del pánico y allí fue donde la bestia lo embistió con sus garras, hiriendo al joven al mismo tiempo que dejaba impregnada su huella en la misma cruz.
El chico horripilado contó la terrorífica historia y nadie le creyó por tropiezo de su pasado. El joven fue ingresado en un santuario y nunca más volvió a ver la luz del día ni la de la noche. De la joven doncella nadie supo más de ella.
Hoy en día la huella sigue estando visible en la misma cruz donde el joven galán se aferró para salvar su vida.